Se ha perdido un hombre calvo,
de ojos claros.
Se ignora su nombre.
Ya no tiene anõs.
Confunde su vida
con lo que ha inventado.
Viste como todos.
No es alto ni bajo.
Se ha perdido un hombre
que salió buscando
algo cuyo nombre
ya se le ha olvidado.
Si alguien se lo encuentra,
Diríjale al cuarto
de Juan de Balbao,
Donostia (España)
Le estoy esperando.
—Se ha perdido un hombre, Gabriel Celaya *